Son pequeños dulces, cuyo nombre puede evocar cierta curiosidad, se han arraigado profundamente en la cultura y las festividades de la comarca.
A primera vista, los malhechos pueden parecer sencillos o incluso rústicos, pero su sabor y textura revelan una combinación magistral de ingredientes y técnicas de antaño. Son un emblema de la conexión entre la tierra, sus gentes y las generaciones pasadas que dejaron este legado dulce y delicioso para que todos lo disfruten.