Este delicioso embutido, con su característica forma estrecha y alargada, era un alimento típico de la Pascua ya que después del periodo de cuaresma la iglesia permitía volver a consumir carne. En esta época del año, pasados los rigores del invierno, es una costumbre típica valenciana salir a merendar al campo y hacer volar el catxirulo. La longaniza de pascua se consume seca, no necesita ser cocinada, por lo que es el alimento ideal para estas escapadas campestres acompañando a la también típica Mona de Pascua decorada con su huevo duro que, según la tradición, se casca en la frente del compañero de merienda más cercano.